Con la Fuerza de Carson, el garage y sus ecos en la publicidad actual


Rasgos sucios y toscos, junto al énfasis de lo urbano invaden nuestras percepciones en la publicidad actual, ya sea cuando venden una gaseosa o un par de jeans en una tienda de retail, y uno de los responsables es el destacado diseñador norteamericano David Carson, quién con su impronta personal ha entregado importantes referentes gráficos a los creativos de hoy en día.

Difícilmente alguien podría sospechar que un joven surfista norteamericano de profesión sociólogo podría desarrollar una exitosa carrera como diseñador gráfico, pero he aquí el hombre que protagoniza la hazaña, David Carson quién a sus 51 años continúa vigente, y más que nunca, en la publicidad actual, la cual evidentemente ha tomado rasgos de su impronta personal para plasmarlos en diversas campañas publicitarias, tipografía de caracteres sucios, fotografía fuera de la corriente usual, el no uso de la retícula en la diagramación, manchas y una apariencia de descuido, pero cuidadosamente desarrollado caracterizan parte de la propuesta de este profesional, quién además cuenta con aclamadas publicaciones a su nombre como The End of Print, un manual de diseño gráfico con más de 200.000 copias vendidas en cinco diferentes lenguas.

¿Quién es David Carson? Para unos es el “rey de la no comunicación”. Para otros es un gurú del diseño gráfico. Los puristas del diseño le consideran un hereje. Los diseñadores jóvenes le veneran como a una estrella del rock. Sea como sea, Carson no pasa inadvertido. En la década de los 90 este surfero de espíritu libre irrumpió en el campo del diseño gráfico y la tipografía como un ciclón. Su actitud irreverente escandalizó a los expertos y maestros del noble arte de la tipografía. Afirmaban que se había cargado de un plumazo todas las bases del arte tipográfico desde Gutenberg hasta nuestros días.

Carson reconoce que no tiene una educación formal en diseño. Pero precisamente por eso ha tenido la valentía de cuestionarse preceptos que llevaban casi un siglo dominando el panorama del diseño de revistas. Pese a una formación poco convencional, Carson obvió la máxima de que “para romper las normas, antes hay que conocerlas” e invadió las páginas de las revistas de fuentes tipográficas de diferentes estilos y tamaños, fotografías borrosas, escandalosos encuadres, texto casi ilegible que parecía volar por la página e incluso errores provocados.

La respuesta no se hizo esperar. Los “diseñadores de púlpito” le diagnosticaron un breve futuro como diseñador y calificaron sus diseños de oportunistas e ilegibles. Pero el público le daba la razón convirtiendo sus revistas en un objeto de culto y la profesión empezaba a reconocer sus méritos otorgándole numerosos premios por sus diseños en revistas de subcultura con una difusión muy pequeña y dirigida a circuitos casi underground ( surf , skateboard , rock ...).

Sus diseños barrocos y difíciles de leer van directos a la emoción y los sentimientos de los lectores, que tienen que hacer verdaderos esfuerzos para descifrar los textos de los reportajes. Pero eso es precisamente lo que quiere provocar. Carson afirma que a la hora de diseñar piensa en trasmitir emociones al lector. Quiere provocarle con sus letras distorsionadas, sus líneas quebradas y sus fondos casi esotéricos para que haga el esfuerzo de leer y obtenga la recompensa de entender y sentir lo que está leyendo. El público-lector de sus revistas son mayoritariamente jóvenes más acostumbrados al lenguaje audiovisual de los videoclips, la televisión y los videojuegos que al lenguaje textual y estático de los libros que les parecen aburridos. El rotativo americano USA Today publicaba en sus páginas que Carson por lo menos había logrado que la juventud norteamericana leyera.


Su diseño es una respuesta emocional al público de la cultura audiovisual trasladando al papel los códigos de esta generación. Y lo hace sin una base teórica profunda, apelando a la intuición y a los sentimientos, explorando la comunicación hasta límites insospechados y experimentando hasta las últimas consecuencias.
Lo que no se le puede negar a David Carson, independientemente de los gustos estéticos y las modas estilísticas, es que ha renovado el panorama del diseño gráfico, una disciplina que se encontraba anquilosada desde los gloriosos años de la Bauhaus y custodiada por los sumos sacerdotes del diseño , que se negaban a ver que algo estaba cambiando en el mundo de la comunicación con la llegada de las nuevas tecnologías e Internet.